POLÍTICA DE COBERTURAS.
QUÉ es, el POR QUÉ de la misma Y ALGUNAS REFLEXIONES
INTRODUCCIÓN
A lo largo de los últimos meses en nuestro país hemos vivido una serie de acontecimientos de diversa índole destinados al saneamiento de nuestro sector financiero.
Sin entrar en valoraciones sobre la efectividad de las medidas tomadas por el actual Ejecutivo, con éstas líneas sólo tratamos de explicar el fin último teórico que se busca mediante la aplicación – implantación de las mismas, a saber, NUEVA POLÍTICA DE COBERTURAS.
Lo primero que cabría aclarar es que LA CONTABILIDAD DE COBERTURAS TIENE COMO OBJETIVO REFLEJAR LA REDUCCIÓN DE VOLATILIDAD DE PÉRDIDAS Y GANANCIAS.
El Real Decreto Ley 2/2.012 de 3 de Febrero de 2.012 de saneamiento del sector financiero en su exposición de motivos aclara que el mismo “…está orientado a la cobertura del deterioro en los balances bancarios ocasionados por los activos problemáticos vinculados a la actividad inmobiliaria”.
Para ello trae nuevos requerimientos de coberturas en relación a la legislación anterior.
La metodología respeta el criterio recogido en las normas internacionales de contabilidad en la medida en que, en relación con los activos a los que va dirigidos, trata de aproximar las menores expectativas del mercado respecto de las reflejadas en los estados financieros de las Entidades; evidenciados mediante unas capitalizaciones de mercado sensiblemente inferiores a sus valores teóricos contables, por lo que se contempla reconocer una pérdida incurrida si el importe recuperable de un activo es inferior a su valor en libros, introduciendo una nueva presunción de pérdida mínima a considerar.
¿POR QUÉ EVITAR LA VOLATIDAD?
Existen diversas razones por las cuales la volatilidad en las ganancias tiene tanto impacto en el valor de una firma (empresa):
- Ganancias con tendencias estables dan señal a los inversionistas de que la compañía tiene reducida probabilidad de insolvencia y significa menores costes para adquirir préstamos.
- Alta volatilidad en los ingresos se asocia con perdidas “sorpresivas” y un inversionista institucional tiende a evadir esas compañías (falta de confianza).
- Empresas como mucha volatilidad tienden a no tener mucha atención de los analistas , y como resultado tienden a tener menores valuaciones.
Todo esto no quiere decir otra cosa que es necesario proveer a las empresas (Entidades Financieras) de una herramienta que les permita cubrir eventos indeseados del mercado, esta no es otra que la administración de riesgos y el control interno.
Un riesgo involucra reconocer una pérdida o una ganancia inesperada en una entidad. El objetivo de la administración de riesgos es reducir la volatilidad provocada por la exposición al mismo.
Por ello es preciso aplicar la contabilidad de coberturas que tiene como objetivo reflejar la reducción de la volatilidad de pérdidas o ganancias ya que permiten manejar las siguientes situaciones:
- Diferencias de medición
- Diferencias de reparto de rendimientos
- Diferencias de reconocimiento
- Diferencias de existencia
Para coberturas altamente efectivas, los cambios en el valor razonable del instrumento de cobertura se compensarán en gran parte (o completamente) con el riesgo cubierto, llevando a una volatilidad en los ingresos significativamente menor.
El balance de un Banco, al igual que el de cualquier empresa, está formado por el pasivo y el activo.
El Pasivo lo componen principalmente sus Fondos Propios, Capital y Reservas, y las Imposiciones de los ahorradores. El Activo, entre otras muchas cosas, lo integran los Créditos facilitados a sus clientes, los Bienes Inmuebles empleados en su actividad comercial y los que han sido Adjudicados en pago de alguna obligación insatisfecha.
Entre pasivo y activo ha de existir siempre un equilibrio, es decir igualdad, los derechos han de cubrir las obligaciones (Lo que debo = lo que tengo).
En la actual coyuntura económica, los activos bancarios (promociones financiadas, viviendas de particulares en garantía de préstamos…etc) corren el riesgo de resultar impagados – o ya han sido insatisfechos- y las garantías que los soportan, los inmuebles, ya no tienen un valor suficiente para cubrir las pérdidas provocadas.
Qué implica todo esto, un desequilibrio en el balance del Banco, entre un pasivo (dinero que se ha prestado a un cliente) pongamos un número redondo 100; y unos activos (los inmuebles que se ha quedado el banco por el impago del crédito) que quizá sólo valgan 70.
En este caso, podría no devolver el banco el dinero a sus ahorradores (impositores), les pagaría con pisos como le han pagado a él…Es evidente que la opción es inaceptable desde todo punto, esto provocaría que colapsara el sistema financiero y con ello todos los particulares, empresas e instituciones públicas.
La contabilidad de cualquier empresa se rige por el principio de prudencia, o así debería ser, lo que requiere que ante una hipotética pérdida se realicen provisiones, por si la misma finalmente se materializa. Las dotaciones, por tanto, son cantidades que se detraen de los beneficios para atender una posible pérdida que puede o no acontecer.
Para evitar todo esto se crean los Fondos de Garantía de Depósito, las entidades crediticias estaban sometidas a unas dotaciones genéricas y específicas según la legislación vigente anterior, es decir, les obligaba a “guardar” una parte de sus beneficios para poder atender sus compromisos aún cuando tuviera pérdidas por impagados.
De ahí la frase “…tenemos el sistema financiero más seguro del mundo”.
El problema de todos estas dotaciones (genéricas y específicas) es que siempre presupone un valor mínimo para los activos inmobiliarios que se adjudica la entidad.
Volviendo al caso anterior y simplificando mucho tenemos:
1.- Inmueble adjudicado por impago valor 70
2.- Dotación por impago valor 30
70 + 30 = 100 total del préstamo.
Ahora bien, las condiciones actuales han hecho que la realidad supere cualquier previsión de modo que los inmuebles adjudicados puedan valer 60, 40 o 20 con lo que todo el sistema de dotaciones anterior se ha demostrado ineficaz.
Todo esto que supone en caso de no tomar medidas:
- Poner en riesgo el dinero de los ahorradores.
- Que las entidades acumulen un enorme stock de inmuebles.
- Que nadie en línea con lo expuesto anteriormente se atreva a prestar dinero a bancos cuyos activos valgan mucho menos de lo esperado y no tengan respaldo suficiente para cumplir con sus obligaciones.
Estas son las razones que han llevado a las reformas realizadas y al dictado de los Reales Decretos correspondientes a este año, RDL 2/2.012 y RDL 18/2.012.
En verdad es necesario e imprescindible reflejar la realidad contable de los activos inmobiliarios en el balance de las entidades de crédito, y muy posiblemente eso les permita acceder en mejores condiciones a los mercados de capital.
En conclusión, el objetivo de toda esta reforma no es otro que disponer de balances saneados para que las entidades empiecen 2.013 con sus cuentas saneadas, lo que redundará en la confianza y credibilidad del sistema financiero.